Normas, esas molestas sugerencias de convivencia
- Alejandro Bayona
- Oct 21
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Updated: Oct 21

En toda comunidad residencial existen normas básicas de convivencia, esas que muchos consideran obvias… hasta que alguien las pasa por alto.
Entonces, cuando aparece un llamado de atención o una observación por parte de la administración o del comité de convivencia, surgen los clásicos comentarios:“¿Y por qué conmigo?”, “¡Fue solo una vez!”, o el infaltable “Deberían preocuparse por cosas más importantes”.
Es curioso cómo, en ocasiones, el acto de corregir una conducta inapropiada se interpreta como una ofensa personal, cuando en realidad se trata de un simple recordatorio de que vivir en comunidad implica respetar espacios y acuerdos compartidos.
Porque aunque cueste aceptarlo, las zonas comunes no son una extensión de la propiedad privada. Hacer ruido con los vehículos a altas horas de la noche, exceder los límites de velocidad en las vías internas del parqueadero, estacionar motos donde no corresponde, dejar residuos de basura en lugares inadecuados o permitir que las mascotas hagan sus necesidades en las zonas comunes del conjunto, entre muchas otras acciones, no son “pequeñas travesuras” ni “detalles sin importancia”; son comportamientos que afectan la armonía, la limpieza y el bienestar de todos los residentes, que también están en su hogar.
Lo irónico es que, muchas veces, quien se siente “señalado” no se detiene a reflexionar sobre su propia acción, sino que enfoca su energía en justificarla o en buscar culpables fuera de sí mismo. Y así, el problema deja de ser el hecho (por evidente que sea), para convertirse en una historia de supuesta “injusticia vecinal”.
Sin embargo, la convivencia no se sostiene en la comodidad de cada quien, sino en el respeto mutuo. Las normas no se redactaron para incomodar, sino para proteger el orden y la tranquilidad de todos los residentes. Y cumplirlas no debería verse como un favor, sino como un acto básico de cultura, educación y de responsabilidad.
Así que, antes de molestarse por un llamado de atención, quizás valga la pena detenerse un momento y preguntarse:👉 ¿Realmente me están señalando injustamente… o simplemente me están recordando que no vivo solo?
Porque al final, la convivencia se construye con respeto, empatía y sentido de pertenencia. Y cuando todo eso falta, las normas dejan de ser un texto en el reglamento… para convertirse en el espejo incómodo que muchos prefieren no mirar.






